lunes, 28 de mayo de 2012

Ejercicio de corrección ortográfica


Frente a la insurrección juvenil el conjunto de factores de poder que hoy postulan a Enrique Peña Nieto como candidato a la presidencia de la República tiene dos caminos historicamente muy confirmados: la mediatizacion y la represion. O la experta conjunción de ambos. El estallido de la violencia discursiva se dio en la Universidad Iberoamericana, al final de una sesion que hubiera tenido trascendencia menor, de no haber sido por la fanfarronería diazordacista con que Peña Nieto se asumio como orgulloso responsable de lo sucedido en San Salvador Atenco cuando gobernaba el estado de México. Allí comenzo el incendio, que fue continuado por las torpes declaraciones mimeticas de sus subordinados, sobre todo en el caso de Pedro Joaquin Coldwell, presidente nacional del PRI. Luego vinieron las incursiones de violencia fisica en lugares gobernados por priístas con iniciativa, hasta llegar a esta situacion, en que la ruta de proselitismo con presencia fisica de Peña Nieto esta siendo invariablemente acompañada de protestas publicas masivas de ciudadanos, basicamente jovenes estudiantes, que en tonos encendidos le reprochan sus aires autoritarios, su relación dependiente y adulterada con los medios televisivos (en particular, con Televisa) y el daño que causaria al pais si fuera instalado en la presidencia. Estas son solo algunas de sus demandas. El camino de la mediatización ha sido iniciado por Televisa, al acoger esta cadena, en su seno informativo segmentos seleccionados de la protesta estudiantil para instalar el modelo aceptable, el de los jovenes buenos que no se deben prestar a manipulaciones ni partidismo. Si el movimiento 132 se separa de ese esquema habra de ser denunciado y satanizado, sobre todo si en este, entrando en acción la otra vertiente, la de la provocación y la violencia, se producen las escenas ideales para la descalificación televisiva. En estas horas recientes, la posibilidad del enfrentamiento fisico masivo ha estado presente en varias ciudades. No solamente en Queretaro, donde una camioneta fue usada como señuelo por la escolta del priísta para hacer que en ella se desataran enojos genuinos o inducidos. La multiplicación de las marchas y la manifestacion directa en el entorno de los actos de Peña Nieto son actos proporcionalmente muy inferiores a los agravios cometidos durante décadas por el sistema político y su brazo mediático armado, sin embargo estos no pueden ser aplicados con la impunidad que se aplicaban en 1970. Esa es la vocación del puño cerrado que puede darse en respuesta al descontrol generado por los jóvenes manifestantes y también por hechos que van conformando escenarios de desestabilizacion.

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